27 octubre 2010

El mundo condena nuevamente el bloqueo contra Cuba

Publicado en Cubahora.cu

El gusto por la misma piedra.
NESTOR NUÑEZ

Si alguien dudó de las afirmaciones de que Washington no ha cambiado sustancialmente su posición en torno al prolongado y genocida bloqueo contra Cuba, el reiterado desafío de las sucesivas administraciones gringas al criterio mundial opuesto a tan brutal cerco no deja resquicios como para asumir lo contrario.

Por décimo novena ocasión consecutiva, la Asamblea General de la ONU, el más representativo exponente de la voluntad internacional, expresó este martes 26 de octubre su rechazo a la agresión económica, financiera y comercial del gran imperio contra la Isla vecina, una práctica hostil sin paralelo en la historia que se prolonga ya por medio siglo.

En esta ocasión 187 naciones manifestaron su voluntad de que concluya de inmediato el asedio a La Habana, 3 se abstuvieron, en tanto, y como era de esperar, los Estados Unidos e Israel resultaron los únicos opuestos al criterio mundial.

Solo una actitud obcecada, que colinda con el delirio y la tozudez extremos, junto al más absoluto desprecio por la voluntad mayoritaria del planeta y los mecanismos legales que rigen la convivencia entre los Estados y pueblos, explica semejante actitud oficial norteamericana.

Y es que el bloqueo a la mayor de las Antillas ya no constituye una simple decisión gubernamental tramitada a escala de memorando.

Se trata, por el contrario, de todo un engendro de disposiciones, muchas de ellas votadas incluso en el seno del Congreso, y que en su minuciosa aplicación involucran a decenas de entidades oficiales y miles de burócratas.

En pocas palabras, se constituye en todo un entramado de alta complejidad, donde las manos y las cabezas de los grupos más reaccionarios, en primera línea, por supuesto, la mafia miamense y sus representantes en el legislativo, tienen un grado preferente de responsabilidad.

Y como no ha existido además la voluntad política indispensable entre los sucesivos ocupantes de la Casa Blanca para asumir el desmonte de semejante estructura, los Estados Unidos protagoniza entonces a escala global el más bochornoso aislamiento, y persiste en cargar, año tras año, con los justos calificativos de genocida y violador masivo de los derechos humanos de todo un pueblo.

Desde luego que para la nación cubana el peso inicuo del cerco norteamericano ha sido y es un lastre en su desempeño por avanzar y en la vida cotidiana de su población.

Más de una generación de conciudadanos no conoce otra cosa en sus vidas que los avatares derivados de esa medida, y el país ha perdido el equivalente a más de decenio y medio de desarrollo sostenible a cuenta de la sangría económica que el cerco imperial conlleva.

No obstante, reconforta saber que el planeta, a través de una amplia votación en la ONU desde hace casi dos décadas, rechaza mayoritariamente esa agresión, y que al mismo tiempo, rinde homenaje permanente a una tenacidad masiva que sigue haciendo historia.




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