30 noviembre 2010

El Polisario amenaza con volver a las armas si no hay solución en el Sáhara

Larepublica.es
“No habrá estabilidad ni paz para Marruecos mientras no se resuelva el conflicto saharaui de una forma justa”, afirmó el Frente Polisario en la clausura de la Jornada Internacional de Solidaridad con el Sáhara celebrada en Sevilla

"Después de tantos años esperando un referéndum que no llega, sólo nos quedan dos alternativas: aceptar la autonomía y convertirnos a la fuerza en marroquíes o resistir y usar todos los instrumentos legales y legítimos a nuestro alcance, incluido el de tomar de nuevo las armas, que es lo que haremos”. Con estas palabras el delegado del Frente Polisario en España, Buchara Beyun, clausuraba la Jornada Internacional de Solidaridad con el Sáhara celebrada en el Edificio CREA de Sevilla.

Más de 150 personas se reunieron en este encuentro, organizado por la Delegación de Participación Ciudadana (IU) del Ayuntamiento, donde se dieron cita diferentes testigos del reciente desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik, además de víctimas de las torturas perpetradas por Marruecos, activistas de los Derechos Humanos en el Sahara Occidental y colectivos como CEDESPAZ o Resistencia Sumud.

El dirigente saharaui se mostró contundente, al vaticinar un nuevo escenario bélico en la región si el régimen alauita no detiene la “limpieza étnica” y el “genocidio” que realiza en estos momentos contra su gente; el mismo que, según indicó, ya cometió en 1975, con la complicidad de muchos países, y se logró silenciar “porque entonces no había móviles ni cámaras de vídeo, ni internet”. Pero ahora, “gracias a la revolución tecnológica se está conociendo”, subrayó.

“No habrá estabilidad ni paz para Marruecos mientras no se resuelva el conflicto saharaui de una forma justa”, advirtió con firmeza Buchara Beyun. Reconoció, eso sí, la imposibilidad de derrotar al ejército rival, dada la evidente desigualdad de fuerzas, pero alertó al país ocupante de un infierno similar al de 1991, cuando “teníamos más de 2.500 presos marroquíes”. “Por eso firmaron el armisticio, porque no podían soportar económicamente aquella guerra”, añadió. El líder saharaui consideró a España responsable de la actual situación por no haber culminado el proceso de descolonización como potencia administradora que era de aquellos territorios. Y cargó duramente contra el Gobierno de Zapatero por la posición tibia y equidistante mostrada en esta última crisis. “¿Es que un campamento ardiendo o la cantidad de torturados y desaparecidos que hay no son suficientes?” “¿Cuántos muertos se necesitan para que condene este crimen?”, se preguntó.

En su opinión, el informe que pide la ministra de Exteriores como condición sine qua non para pronunciarse al respecto nunca aparecerá porque Marruecos ha “aislado” El Aaiún y el Sáhara Occidental. “Decir eso es permitir que el tiempo pase y que esto se olvide”, manifestó Buchara Beyun, quien retó a Trinidad Jiménez a mandar una comisión independiente a la zona si de verdad quiere una información fiable y veraz de lo ocurrido. Aún así, “seguiremos luchando”, aseguró emocionado, para finalizar su discurso agradeciendo a la sociedad civil española el apoyo que, a diferencia de sus gobernantes, siempre le ha brindado a su pueblo.

“Temimos por nuestras vidas”

La intervención del delegado del Frente Polisario puso el colofón a una intensa jornada de debate y análisis, en la que se escucharon testimonios realmente estremecedores, como los de Isabel Terrazo y Antonio Velázquez. Ambos estaban en el “campamento de la esperanza” el día en que las fuerzas del orden marroquíes procedieron a su violento desalojo. Un ataque que, según explicaron, se produjo de un modo premeditado, sin previo aviso y a sabiendas de que, entre las 20.000 personas allí instaladas, había niños, ancianos y mujeres embarazadas.

“Pude ver con mis propios ojos –comentó Isabel– cómo apaleaban a una chica de 20 años a la que dejaron paralítica de la paliza, cómo un camión atropellaba a 4 mujeres y cómo todos huíamos hacia El Aaiún por la única salida que habían dejado los marroquíes después de construir un muro alrededor del campamento”. De los que quedaron dentro, cuando la policía alauita acordonó el recinto, “no sabemos nada, han desaparecido”, sentenció.

Una vez en la ciudad, ambos activistas lograron cobijarse en una vivienda abandonada donde permanecieron 9 días sin salir y sin hacer ruido para evitar ser descubiertos. “Temimos por nuestra vida. Nos buscaban por todos lados y la televisión decía que éramos unos delincuentes pagados por el Frente Polisario y por Argelia para desestabilizar el país”, apuntaba Antonio, para quien lo peor eran las noches de toque de queda y redadas, cuando “sacaban a los hombres saharauis y los torturaban en plena calle para que el resto supiéramos lo que nos podía pasar”.

Él, concretamente, llegó a distinguir por una rendija de la ventana una ambulancia con las puertas traseras abiertas dentro de la cual se agolpaban “al menos una docena de cadáveres envueltos en sábanas blancas”. “¡Están exterminando a esa población!”, exclamó indignado antes de exigir un mayor compromiso con la causa saharaui y concluir confesando que “las fuerzas para permanecer allí como observadores y poder contaros nuestra experiencia nos la ha dado este pueblo que lleva 35 años luchando”.

Represión en las comisarías y hospitales

Otros como el español-saharaui Ahmed Yeddou correrían una suerte peor aun, pues además de presenciar el desalojo del Campamento de Gdeim Izik sufrió en sus carnes la salvaje represión marroquí. Él había ido a visitar a su familia y pensaba marcharse tras pasar la noche, pero le sorprendió el desmantelamiento en plena madrugada. “Me pegaron con porras y con tubos hasta que perdí el conocimiento y aparecí tirado en un camión con cinco o seis personas a mi alrededor”. Luego irían subiendo a más saharauis “hasta llegar a unos 30 ó 35”.

Ya en la comisaría le tocó padecer los abusos de los soldados marroquíes: “Me tuvieron cinco días con las manos atadas a la espalda, nos golpeaban, se meaban encima de nosotros e incluso a alguno le obligaron a beber el orín”. Para mayor escarnio, le forzaron a firmar una declaración, según la cual la gendarmería alauita le había salvado de “la mafia saharaui”. La nacionalidad española le permitió escapar de esa pesadilla, aunque en Sevilla no ocultaba su malestar por la “frialdad” y la “tardanza” con la que el Gobierno de Zapatero había actuado.

Otra de las cuestiones que quedó clara en la jornada del viernes es que el hostigamiento contra la población sarahaui no ha cesado. “En El Aaiún hay muchos heridos que no se atreven a ir a los hospitales porque allí les espera la Policía marroquí para detenerles o agredirles”, planteaba en uno de los paneles Mohamed El Mami, activista saharaui en los Territorios Ocupados. Según dijo, sólo los colonos y los militares alauitas tienen derecho en estos momentos a circular por las calles y son más de 1.000 los saharauis que permanecen desaparecidos.

Una moción políticamente incorrecta

Por su parte, el Primer Teniente de Alcalde de la ciudad y portavoz del Grupo Municipal de Izquierda Unida, Antonio Rodrigo Torrijos, expuso a los presentes el contenido de la moción que su partido llevó al último Pleno municipal para rechazar el “brutal asalto” marroquí al Campamento Gdeim Izik.

En dicha moción, entre otras cosas, se instaba también al Gobierno de España a modificar su postura en este conflicto, con el fin de que condene las “acciones de terrorismo de estado” practicadas por “la tiranía alauita”, suspenda relaciones diplomáticas con el Reino marroquí o reconozca formalmente a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Torrijos lamentó que esa resolución no fuera aprobada porque el PSOE se opuso y el PP se abstuvo, escudándose en la “dureza” de la terminología empleada en el texto. “¡Cómo si las palabras fueran más débiles que las balas que asesinan a los hermanos saharauis!”, enfatizó.

Para el responsable de IU en el Ayuntamiento, la situación que atraviesa ese pueblo requiere superar “las barreras de lo políticamente correcto” y dejar a un lado cualquier atisbo de “hipocresía institucional o doble lenguaje”.

Según señaló, IU podría haber presentado una propuesta “más light” y así obtener un mayor respaldo. Sin embargo, “decidimos que o salía adelante con un discurso firme, coherente y lleno de contenido o la perdíamos con la misma dignidad con la que está luchando el pueblo saharaui por su independencia y su patria”. Y es que “cuando se tienen principios no caben trapicheos, pues la solidaridad ni se compra ni se vende”, apostilló.

Unos minutos antes, su compañera de partido, Josefa Medrano, había expresado la misma idea con brillantez, al recriminarle al Ejecutivo central que “los intereses económicos no pueden estar por encima nunca de la defensa de los derechos humanos”.

Medrano recordó que, a diferencia del PSOE, Izquierda Unida siempre se ha situado al lado de la causa saharaui, tanto en la calle como en las instituciones, “apoyándola en las movilizaciones y promoviendo iniciativas como esta Jornada Internacional de Solidaridad”, cuyo origen se encuentra en los Presupuestos Participativos de la ciudad. “Y así vamos a seguir hasta que los saharauis no celebren su referéndum y logren su autodeterminación”, remarcó.

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