13 julio 2012

Así no era


A finales de este mes de junio se vendió a bombo y platillo en los medios locales la propuesta de ampliación de la actual red de carriles para el autobús, con un potente mensaje para mejorar la velocidad comercial, la sostenibilidad en la movilidad urbana y el ahorro en tiempo y combustible.
Nada que objetar puesto que una red como la resultante, primer paso hacia la captación de usuarios y verdadera competencia frente al vehículo privado, figuran entre nuestras propuestas programáticas. De hecho, es el mensaje constante que llevamos al Consejo de Administración si de verdad se quiere apostar por el transporte público en nuestra ciudad.
Pero lo que están haciendo no tiene nada que ver con una red de carriles bus. Dos rayas pintadas en el suelo no sólo no están garantizando que el autobús gane agilidad y, por tanto, velocidad comercial, sino que ha frustrado una expectativa que para muchos seguirá estando pendiente. 
Lo que hemos comprobado, quince días después de su venta a bombo y platillo, es que no está sirviendo para nada. Los conductores particulares que no respetan estas señales son demasiados como para haber confiado a la disciplina vial el éxito de esta ampliación. La no existencia de separadores físicos, como ocurre en otros tramos, excepción hecha de los contracarriles en las avenidas de dirección única, está metiendo al autobús a competir contra el vehículo privado que campa a sus anchas por la plataforma supuestamente reservada. 
Aquellos que hicimos una red de carriles bici sabemos muy bien que el sentido de red, continuada y respetada, exige algo más que unas latas de pintura.

La foto de arriba era la de estreno del primer día. La realidad, quince días más tarde, nos está enseñando que la velocidad comercial del príncipe de la calle requiere de unas fases que, tal vez, concluirían pintando la señalética horizontal. Pero en la Sevilla de hoy, esas líneas rojas del plano pintadas de blanco en la trama urbana no ayudarán al transporte público a ganarse a la gente con las credenciales de la velocidad comercial.

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