Sevilla, S.A. se llama el concepto que el alcalde de la derecha tiene de nuestra ciudad. Y a los sevillanos que vivimos en ella nos considera su cartera de clientes.
Naturalmente, como en cada empresa, hay clientes VIP (very important person) que tienen privilegios y acceso a lugares reservados y exclusivos y disfrutan de un trato de excelencia. Ahí están los que han invertido en su elección que forman el consejo de administración de la empresa Sevilla, S.A. entre los que nos resulta fácil distinguir a ciertos empresarios, a ciertos financieros y a cierto medio de comunicación.
Los ciudadanos, que nos creíamos iguales ante la ley y gobernados bajo el principio de igualdad de oportunidades seremos la clientela a la que se atiende en función del interés que merezca a la empresa: Quien compra, es comprador. Quien consume, consumidor. Y quien vota a la empresa es su cliente.
Por supuesto los que compremos en la competencia lo llevaremos claro. El negocio es el negocio y la relación clientelar y privilegiada está cantada. Precisamente, queremos recordar ahora la premonitoria frase que nuestro candidato le dijo en el debate de la investidura, refiriéndose a los servicios públicos: “Estos –los ciudadanos- habrán dejado de serlo para pasar a ser “clientes” y formar parte anónima de un balance con superávit para el prestador de los servicios.”. Toda una profecía vaya.
En resumen, no ha tardado mucho la derecha gobernante en sacar la patita y hacer lo contrario de lo que había prometido: “Voy a ser el alcalde de todos los sevillanos”. Lo vemos en el retraso a los temas relacionados con la participación (organizaciones sociales excluidas de los consejos de administración de las empresas públicas, los presupuestos participativos para más adelante, etc.) y lo de prisa que se han puesto con el urbanismo (Ikea, Altadis, Gaesco y otros).
Para Izquierda Unida todas las personas tienen el título de ciudadanos libres e iguales. La izquierda tiene ideales. La derecha intereses. Y en el caso de Sevilla, S.A. y su Gerente, clientelares, mercantiles y comerciales.
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