Aprobado con 64 votos a favor y 2 abstenciones
Sólo nos separa algo más de un mes de la última reunión de un órgano ejecutivo federal. En este corto plazo de tiempo se han celebrado las elecciones municipales y autonómicas con una amplia victoria del PP y una limitada subida de IU; Zapatero persiste en continuar desarrollando la misma política económica; el PSOE ha designado a la defensiva su candidato para las próximas elecciones generales y se ha puesto en marcha una movilización impulsada por el colectivo Democracia Real Ya que hoy se desarrolla en torno a la ocupación de Plazas en todo el Estado.
Este Comité Federal debe centrarse en dar respuestas a la realidad social y política que se está generado y hacerlo desde la reafirmación en los análisis y propuestas que hemos venido planteando en torno a la Alternativa Social Anticapitalista, que concretamos en la anterior reunión de este Comité Federal. Se trata, por lo tanto, de que, una vez caracterizada la realidad, seamos muy concretos en el ¿QUÉ HACER? Porque de eso se trata, de pasar del análisis a la acción. En caso contrario corremos el riesgo de ver pasar por delante de la puerta de nuestras sedes, mientras estamos reunidos, al movimiento social, corremos el peligro de que cualquier proceso de transformación nos supere.
Estamos ante el fin del ciclo marcado por el capitalismo inmobiliario y financiero resultante de la transición. Sus características eran en lo económico, la internacionalización de la economía española por medio de la entrada en la UE, lo que lleva a una política económica monetarista (control de la inflación por medio de la contención del gasto público), una política sectorial que nos especializa en el turismo, el sector agro-exportador y el ladrillo y una política económica basada en la moderación salarial por medio de la precariedad.
El resultado ha sido el predominio del trabajo precario, la ausencia de un verdadero estado del bienestar, un modelo productivo desfasado, dependiente del poder financiero y la degradación medioambiental. Características que nos han llevado a ser un país periférico y dependiente del centro del capitalismo europeo. En este marco los gobiernos de España han fijado su estrategia en endeudarse para poder crecer económicamente lo que nos hizo dependientes de recibir un crédito internacional que ahora se bloquea y pone condiciones de recortes sociales y de un euro fuerte que ahora se debilita.
El interés por mantener este marco hace que el gobierno plantee como único camino de recuperación de la tasa de ganancia el ajuste salarial permanente y una estrategia de salida a la crisis que no se centra en crear riqueza, sino en captar la riqueza ya creada como el ajuste de los salarios (reforma laboral y negociación colectiva, bajar salarios), la privatización de los servicios públicos y las pensiones, la privatización de las cajas (la tercera desamortización), el asalto a los ahorros de los trabajadores (ley hipotecaria) y el expolio del medio ambiente (ley del suelo).
Este ajuste salarial permanente sólo se puede lograr por medio de una salida oligárquica que imponga que la crisis la paguen los/as trabajadores/as a través del control directo del marco institucional por parte de los mercados. El retroceso democrático es consustancial a los programas de ajuste y recortes sociales.
Desde esta salida se busca construir un nuevo marco institucional y laboral restrictivo a costa de la mayoría social: ataque al sindicalismo en la empresa, imposición de una política económica restrictiva sin control parlamentario, la autonomía local puesta en el punto de mira, control transnacional de nuestra Economía, etc.
El elemento coordinador de esta salida neoliberal es el Pacto del Euro y los Programas de estabilización que imponen una salida neoliberal que rompe con los consensos sociales heredados de la transición y que el 15-M ha impugnado de manera instintiva. Supone el empobrecimiento de la clase obrera, del pequeño empresario y autónomo y de las clases medias ligadas a los servicios públicos. Crisis social y política que se ha manifestado en los 3 grandes acontecimientos políticos de estos meses: el 29-S, el triunfo del PP en torno a un programa reaccionario y el 15-M.
En esta coyuntura de crisis, las elecciones municipales y autonómicas han confirmado la tendencia al alza del PP que, en una dinámica bipartidista, se sitúa para muchas personas, sean de la clase que sean, como la única alternativa existente. Como consecuencia del pensamiento único hegemónico quien deja de votar al PSOE sólo se plantea la opción de votar al PP o no votar. A pesar de que las elecciones se han celebrado en un clima de crisis económica, la ausencia de tensión social que se ha impuesto después del acuerdo sobre pensiones y nuestra debilidad para dar continuidad a la lucha contra la crisis desde la movilización, han contribuido a mantener esta dinámica bipartidista. Otro dato a tener en cuenta es la aparición, en algunos territorios, de UPyD que si bien no consolida su voto de las Europeas sí consigue ser referencia de un cierto voto protesta contra los partidos clásicos, entre los que algunas veces también podemos aparecer nosotros.
En estas elecciones no podemos dejar de denunciar que la modificación de la ley en referencia al voto del exterior ha dificultado el derecho al voto de cientos de miles de españoles que residen fuera de España.
La derrota del PSOE como consecuencia de una política económica anti-social favorable a los poderosos y ejercida por un gobierno de apellido socialista, sólo podía esperarse un resultado electoral negativo, faltaba ver la profundidad del retroceso ya convertido en debacle.
IU, obtiene un resultado esperanzador, quiebra la tendencia a la baja e incrementa un 1% sus votos al obtener en torno a 200.000 más que en 2007.
Este resultado debe cerrar una etapa, donde algunos de sus dirigentes se subordinaron a la política del PSOE. Por el contrario desde la última Asamblea Federal hemos vivido un proceso de recuperación en la inserción en el tejido social, un discurso más claro, comprensible y coherente. Sin embargo esta situación no es capaz de recoger toda la indignación que emerge en el país y no le permite por el momento convertirse en alternativa de gobierno.
No compartimos la decisión de la dirección de IU Extremadura de abstenerse en la investidura del candidato del PP, decisión que, sin duda tiene que ver, con las políticas del PSOE de Extremadura durante estos 30 años. Estamos de acuerdo con las resoluciones acordadas por los órganos de dirección federales de IU, reafirmamos nuestra confianza en su coordinador, Cayo Lara, y denunciamos que está siendo objeto de una campaña de desgaste dirigida a debilitar a una IU con perfil propio y con un discurso anticapitalista, federal y republicano.
Las competencia políticas, federales, regionales o locales, deben ser tenidas en cuenta en el discurso global, para evitar cuestionar la democracia de cada ámbito en las decisiones que le son propias, ya que polémicas como está tienen ganadores; el PSOE en primer término que persigue nuestra inestabilidad política para acabar reivindicando el único voto útil de la izquierda, también las corrientes internas de IU no coincidentes con el reforzamiento del perfil político que IU proyecta y que ha dado resultados positivos. Debemos cerrar cuanto antes esta polémica y pasar a la ofensiva política.
Tenemos que centrar para ello nuestro discurso en las políticas concretas y evitar caer en la trampa de tener que decidir entre PSOE y PP en función de situaciones locales, separaremos bien las políticas de derechas de las siglas.
Debemos trabajar para que IU deje de ser una franquicia y sea una fuerza federal, en este sentido debemos potenciar el proceso de refundación de IU, no sólo desde la convergencia social sino sobre todo desde el hacer política de otra forma en las instituciones, abierta, participativa en lo programático.
Tenemos que reconocerlo, en la práctica, hace mucho tiempo que nos diferenciamos demasiado poco de la forma de hacer política del sistema. No se trata de tirarse al monte, sino de recuperar coherencia entre el programa y la práctica institucional, de desarrollar métodos de participación más directa en la acción política. Debemos recuperar capacidad para tener una práctica institucional que nos diferencie porque representamos otros intereses y pretendemos desarrollar una democracia participativa.
Fruto de una mayor coherencia en el discurso, los resultados de IU han significado la recuperación electoral en lugares donde estábamos casi desaparecidos y una subida de un punto, por lo que podemos estar moderadamente satisfechos pero, a la vez, debemos estar relativamente preocupados porque tienen un muy desigual reparto, ya que mientras en algunos sitios la subida ha estado por encima de los tres puntos, en otros ha sido menor e incluso hemos tenido pérdidas significativas de apoyos. Esta dispersión de resultados nos lleva a pensar que en algunas localidades las organizaciones de IU son franquicias con poca coherencia con los planteamientos generales de la organización. De forma significativa, el hundimiento en Córdoba y la aparición del fenómeno de la candidatura de Rafael Gómez, acusado en el caso Malaya y multado por el ayuntamiento con 24 millones de euros por un delito urbanístico y que nos supera en votos, precisamente en los distritos donde antes ganábamos nosotros, debería merecer un análisis más allá de los resultados electorales.
Es una realidad que tenemos muchas dificultades para recoger los votos que pierde el PSOE. Para empezar debemos reconocer que sin una mayor organización, sin una mayor capacidad de influencia social, es difícil romper el bipartidismo mediático que es mucho más fuerte que el electoral. Tampoco podemos olvidar que la clase trabajadora se vuelve conservadora en situaciones de crisis extrema, propiciando la aparición de formaciones de extrema derecha-populistas que tienen sus votos entre los más débiles y marginados, es verdad que muchos votos de trabajadores/as van a parar al Partido Popular.
También hay que reconocer que seguimos sin saber gestionar la pluralidad y no terminamos con los conflictos heredados. Lo que sí han demostrado estas elecciones es que la salida de IU no sólo no es solución a ningún conflicto, sino que está condenada al más clamoroso fracaso electoral.
El papel de los medios de comunicación es cada vez más determinante a la hora de marcar tendencias, un reciente estudio señalaba que un 74% del electorado que sólo recibe información a través de la TV no había recibido ningún impacto informativo sobre IU en toda la campaña y que la información recibida sobre la Puerta del Sol resaltaba los perfiles anti partidos que propiciaban el voto en blanco o la abstención y que ponían al mismo nivel a todas las organización políticas, incluida IU. Ya sabemos que ésta no era la realidad que vivían las miles de personas que estaban presentes en la movilización, pero sí que era la que “vivían” los millones de personas, jóvenes incluidos, que sólo recibían la información desde las televisiones.
En consecuencia, no basta con tener un buen discurso, no basta con tener acertadas propuestas, si no tenemos organización e instrumentos de intervención social, estamos en manos de los medios de comunicación que siempre van a tratar de ocultar y distorsionar nuestra presencia. Si no nos planteamos cómo romper el bipartidismo mediático nunca tendremos posibilidades de enfrentarnos al bipartidismo político.
Realizar un serio análisis de lo que significa el bipartidismo debería ser una de las conclusiones del debate que hoy abrimos, porque lo que es cada vez más evidente es que no se puede combatir al bipartidismo con los mismos métodos que los partidos del sistema, sobre todo si, además, tenemos que reconocer nuestra debilidad organizativa, especialmente en los grandes núcleos de población, la falta de instrumentos de intervención social, la incapacidad del partido para dar más dinamismo al proceso de refundación de IU y la debilidad ideológica. Elementos que debemos abordar desde una autocrítica que nos permita superar estas dificultades. Por poner sólo un ejemplo, en el anterior Comité Federal planteamos que cada federación aprobara un Plan de Trabajo en torno a la campaña contra la crisis. ¿Cuántas federaciones tienen hoy aprobado ese Plan de Trabajo?, ¿cuántas lo están desarrollando?, ¿cuántos actos contra la crisis ha convocado el Partido en los últimos cinco meses?
El PSOE vive hoy una situación de crisis que no debemos confundir con su derrumbe. El sistema se cuidará muy mucho de que uno de sus pilares no se derrumbe. Fruto de esta situación de crisis ha sido nombrado, a la defensiva, como candidato a la presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba. Un nombramiento que se ha llevado por delante la pretensión de Carmen Chacón de presentarse a unas elecciones primarias. El miedo a una confrontación interna ha llevado al cierre de filas, más o menos forzado y a convocar una Conferencia política para el mes de septiembre que puede ser la antesala de un adelanto electoral para el próximo Octubre o Noviembre.
Nos esperan pues, unos meses en los que vamos a ver por un lado al Gobierno aplicando las mismas medidas que están haciendo que la crisis la paguen los sectores más débiles en beneficio de los poderosos, mientras al mismo tiempo el PSOE entra en campaña electoral para lo que necesita recuperar apoyos de los mismos a los que castiga con su política. Desde la izquierda política tenemos que señalar que sin una mayor tensión social la patronal se sentirá fuerte para endurecer sus propuestas y el gobierno seguirá desarrollando sus planes de ajustes antisociales.
En medio de la campaña electoral ha cuajado la mayor movilización social de los últimos tiempos de la historia de nuestro país. En un momento en el que parecía que sólo los sindicatos eran capaces de movilizar nos encontramos con una convocatoria nada organizada, con objetivos muy dispersos que provoca que aflore una rebeldía que contrasta con la pasividad que imperaba en la juventud.
Analizar los motivos por los que ha triunfado esta movilización, alcanzando una importante dimensión; debe realizarse sin apriorismos y sin intentar instrumentalizar los resultados del análisis. En este sentido creer que la movilización surgida tras la manifestación del 15 de mayo es el único sujeto de acción social y política en el que debemos implicarnos sería un error, pero creer que se trata de un movimiento pequeño burgués contrarrevolucionario que hay que frenar es un error aún mayor. En un primer acercamiento podemos señalar que este movimiento referencia a quienes rompen con el consenso socio-político que se construyó en la transición y que sostiene el entramado económico-financiero-institucional actualmente imperante.
Por ello tenemos que ampliar nuestra Alternativa Social Anticapitalista incorporando elementos de defensa de una democracia real, también en las empresas, porque la reforma de la negociación colectiva, el ataque al sindicalismo confederal, es una parte más del vaciado de la democracia que se está produciendo en nombre del poder de los mercados.
Se trata de analizar las movilizaciones, de valorarlas en su justa medida, de situarnos como parte activa de la movilización, reconociendo que la falta de implicación en ella del movimiento obrero organizado puede provocar una separación entre quienes se movilizan en las plazas y los trabajadores que luchan diariamente contra los ERES, los cierres de empresas, los recortes salariales, etc., y que en estos momentos ven cómo se dificulta cualquier acuerdo en relación con la negociación colectiva lo que debería provocar un aumento de la tensión socio-laboral, no es la primera vez que la incapacidad del movimiento obrero para conectar con un movimiento social transformador impulsado por la juventud frustra las expectativas.
Nuestra responsabilidad es aportar a la lucha, no sólo propuestas, sino también la necesidad de evitar la confrontación entre quienes se movilizan en las plazas y los sindicalistas que luchan contra la crisis en las empresas y que no se ven reflejados en esta movilización.
En este sentido, creemos que ha sido un acierto la extensión del movimiento a barrios y pueblos que ha puesto en marcha la acampada de Sol y deseamos que este proceso se repita en el resto de ciudades del Estado.
En la circular que enviamos el pasado 19 de mayo sobre la movilización decíamos que el movimiento es contradictorio, heterogéneo y plural, en esto pueden radicar sus posibilidades de ser la avanzadilla de un movimiento de masas mucho más amplio o puede acabar convirtiéndose en una referencia testimonial. Por ejemplo no entendemos por qué la lucha contra la guerra imperialista que la OTAN desarrolla en Libia no ha aparecido en estas movilizaciones, pero en este momento se trata de ver lo que nos une, lo que nos aporta y no poner la lupa constantemente en lo que nos puede preocupar.
Es importante que el PCE recupere pulso en su denuncia a las guerras imperialistas que se están desarrollando con el objetivo de que el capital se apodere de los recursos naturales del planeta, no estamos ante situaciones aisladas de agresiones a determinados territorios, estamos ante una ofensiva global del capital para ir construyendo su dominio sobre todo el planeta.
En todo caso parece claro que mientras menos se intente encorsetar a la gente que se moviliza, en un sentido u otro, más posibilidad hay de que se consolide un movimiento de masas, si por el contrario la gente percibe que se les pretende manipular para fines particulares (por muy legítimos que puedan ser) se retraerán. Escuchar, respetar, analizar y dar respuestas a quienes se inician en la lucha, es nuestra tarea en estos momentos.
Tampoco debemos olvidar la repercusión de las movilizaciones españolas en algunos países europeos, por primera vez en mucho tiempo nuestra juventud se moviliza contra la crisis y consigue una repercusión internacional, en lo concreto debemos volcarnos para que la jornada europea de movilización que se prepara para Octubre sea un éxito.
Para nosotros/as, lo fundamental es implicar en la movilización al mayor número de sectores afectados por la crisis y convertir la movilización en una demostración de fuerza de los y las de abajo, hay que sacar a cientos de miles de personas a la calle y reflexionar, después, para ver cómo se orientan y mantienen en el tiempo sin, y esto es fundamental, apropiarnos o manipular al mismo, somos una parte más, nada más.
De manera natural veremos que son muchos trabajadores, ciudadanos y ciudadanas los que pueden sentirse referenciados en nosotros y nosotras si somos capaces de ganarnos su confianza, demostrando en lo concreto que somos diferentes, que no formamos parte de la “clase política”, sino que somos parte de la clase obrera y como tal, tenemos los mismos intereses que quienes salen a la calle estos días, somos parte de la movilización.
Por ello repetimos la necesidad de vincular el 15M con el mundo del trabajo y marcar como partido que las agrupaciones de base, se impliquen en las asambleas de vecinos/as que se están realizando con la gente del 15M.
Tenemos que colaborar a que el 15-M acabe consolidándose como espacio crítico con el actual formato de democracia representativa, con la denuncia, la acción y movilización contra los poderosos; ocupación de espacios públicos, presión física ante instituciones que aprueben o ejecuten recortes sociales, políticos o laborales; acciones físicas frente acciones o decisiones del ámbito económico (empresas, Bancos, Cajas…) acciones físicas ante acciones de la justicia, (corrupción, desahucios…).
En esta situación no podemos olvidar el papel de las fuerzas de la cultura a la hora de contribuir a la concreción de la alternativa, desde el reconocimiento de que se han dado algunos pasos positivos, todavía estamos muy alejados de conseguir objetivos que realmente sean significativos.
Por ello debemos implicarnos en la consolidación de esta dinámica movilizadora, como una lucha política y social que contribuya a construir una alternativa al sistema capitalista culpable de esta crisis. En estos momentos sería necesario plantear una Conferencia del Partido sobre cómo enfocar nuestro trabajo en los Movimientos Sociales.
En este contexto cobra todo el sentido ser ambiciosos, pasar a la ofensiva con ilusión y ganas de plantar cara a la situación de avance de la derecha más extrema, para ello debemos volcarnos en poner en marcha la propuesta de IU de plantear una Convocatoria Social que nos permita romper nuestro aislamiento y ponga a la ofensiva a nuestra militancia. Se trata de ligar elaboración con movilización y darle una dimensión conjunta a los conflictos sociales y laborales para frenar la ofensiva del capital. Tenemos que organizarnos para incidir en las empresas, centros de estudio y núcleos urbanos y hacerlo desde el empuje que da la ilusión de construir lo nuevo.
El tipo de rebelión que pretendemos se producirá si la Convocatoria se realiza desde la base de la sociedad, desde los pueblos y ciudades, desde las fábricas y centros de estudio. Comunicar, movilizar, defendiendo la idea de que es posible y realizable otra política económica basada en la defensa del empleo y de las conquistas sociales, de que es posible luchar por la hegemonía social y política en la configuración de un Bloque Social Critico y Alternativo que referencia la unidad de la izquierda que se plantea IU desde su fundación en torno a un acuerdo programático y una práctica social e institucional alternativa, para ello debemos tener la iniciativa en los debates que se están dando y se darán en el seno de nuestro espacio social e ideológico.
Debemos organizar, en todos los territorios y a todos los niveles, encuentros con organizaciones sociales, profesionales, sindicalistas y gente de la cultura para invitarles a participar en los procesos ya abiertos tras las elecciones locales y autonómicas y, sobre todo, emplazarlos a participar incorporándose a los debates de la Convocatoria Social.
Desde esta perspectiva es desde la que se plantea que IU impulse en los próximos meses una CONVOCATORIA SOCIAL PARA LA ELABORACION DE UN NUEVO PROGRAMA POLITICO, Convocatoria que sirva para concretar la Alternativa Social a la Crisis que entre todas y todos estamos construyendo y hacerlo desde la mayor voluntad unitaria e integradora.
El instrumento de unidad será la convergencia en torno a un programa mínimo antineoliberal; lo que denominamos Convocatoria Social para una Alternativa Programática.
Programa que debe contar con dos patas. Una social dirigida a acabar con el paro, la deuda de las familias, el problema de la vivienda, la nacionalización de la banca y la falta de Estado social. Otra basada en la democracia participativa; en torno a la reforma electoral, mecanismos de democracia directa y de separación de lo político con la empresa (combatir la corrupción como mecanismo de acumulación).
Objetivo principal de esta fase debe ser movilizar a la ciudadanía para lograr una huelga general y la convocatoria de unas acciones que venzan al programa de ajuste antes -a ser posible- del “rescate” de la Economía española. Reivindicamos el Modelo islandés frente al portugués o el griego.
En lo estratégico nuestro trabajo debe dirigirse a configurar una alianza social en torno a la Formación de un bloque social alternativo de carácter anticapitalista cuyo núcleo principal serán las capas asalariadas, fortalecidas social y políticamente de la lucha contra los programas de ajuste.
Los sujetos sociales y políticos de nuestra Convocatoria deben ser el sindicalismo de clase, los movimientos sociales de masas surgidos de la lucha contra los recortes y del fortalecimiento de los movimientos sociales: el 15-M, todo ello desde una IU surgida de su proceso de Refundación, para ello el instrumento de unidad será la exigencia de la apertura de un proceso constituyente en donde el PCE trabajara por una alternativa política basada en el anticapitalismo, el federalismo y el modelo republicano. Lo que denominamos III República.
Objetivo social de este periodo será lograr una nueva Constitución cuyo contenido principal sea el desarrollo de una democracia política y económica, que nos permita avanzar hacia el socialismo. En definitiva, la Alternativa Social y Anticapitalista a la crisis, es el modelo de Socialismo de Siglo XXI que defiende el PCE para nuestro país.
Somos conscientes de que el proceso que defendemos no puede venir ni desde posiciones ilustradas ni desde el “famosismo”. Se trata de una tentación permanente entre la izquierda creer legítimamente que personas a título individual (no organizadas desde abajo) pueden hacer avanzar al país hacia un cambio de sistema.
En este sentido, desde la valoración positiva que hacemos de los trabajos realizados en el proceso de Refundación y analizando las diferentes iniciativas sociales de reactivación de la Izquierda que se están presentado en los últimos tiempos, entendemos que para impulsar una salida social a la crisis es necesario concretar una acción política que nos permita combinar la movilización con la propuesta política.
En el mismo sentido tenemos que dejar claro que esta convocatoria social no trata de generar nuevas estructuras, sino de impulsar un proceso participativo que consiga la máxima implicación desde la base de lo más comprometido de la izquierda y recibiendo constructivamente las distintas iniciativas, plataformas, e instrumentos de movilización que han surgido para luchar frente a las medidas conservadoras y antisociales planteadas por el Gobierno para salir de la crisis.
Se trataría de implicar a nuestras estructuras, cargos públicos, dirigentes sociales, para organizarnos con la gente por abajo, a ras de suelo, para, con ellos y ellas, construir un PROGRAMA PARTICIPADO, a organizar el encuentro con las personas que se movilizaron en la Huelga General, con las que se están movilizando estos días y hacerlo sin trampas, porque no podemos compartir la elaboración programática y reservarnos para nosotros en exclusiva el resto de las competencias, incluida la elaboración de las candidaturas y para ello poner a disposición de este proceso nuestros recursos materiales y humanos
Pero sobre todo esta propuesta debe situarse en el nuevo contexto surgido en torno a las movilizaciones impulsadas bajo el objetivo de democracia real ya. Esto quiere decir que desde el más absoluto respeto a la independencia de lo que pretende ser un movimiento y hoy es un magnifico referente de la necesidad de aire fresco en la acción política, busquemos el encuentro con lo que quiere recuperar esta movilización, una nueva forma de hacer política, una nueva forma de participación en las tomas de decisiones y sobre todo una coherencia entre lo que se dice desde el ámbito político y lo que se hace en las instituciones, es decir desde distintos grados de concienciación se llega por un lado a situar en primer plano los valores de una democracia participativa frente a los de una democracia institucionalizada y profesionalizada y por otro a la defensa de un programa socialmente avanzado con elementos de confrontación con el sistema capitalista al que se señala como responsable de la crisis.
De cómo resolvamos desde la síntesis estos retos dependerá la posibilidad de que esta Convocatoria tome cuerpo, por lo tanto la militancia del PCE debe implicarse con lealtad, en igualdad de condiciones que el resto de miembros de IU en el trabajo que se desprende de esta propuesta de Convocatoria Social, por ello la Secretaria Programática debe articular propuestas que sirvan a nuestra militancia para participar en los debates de la Convocatoria.
Por último no podemos dejar de poner en primer plano la gravedad de que la Academia de la Historia pretende reescribir nuestra historia, según se ha denunciado por un medio de comunicación, asumiendo los planteamientos revisionistas más fascistas, tenemos que reaccionar, tenemos que obligar el cumplimiento de la ley de Memoria Histórica y sobre todo tenemos que impedir que fondos públicos sirvan para confundir a futuras generaciones, para situar a las víctimas como verdugos, a “Franco como un libertador de la dictadura pro comunista de Negrin”, movilizar el movimiento de recuperación de la Memoria Histórica para hacer frente a este nuevo ataque de la extrema derecha española que no puede quedar sin respuesta.
Estamos una vez más ante la permanencia de fuertes vestigios del franquismo, que sumar al poder de la Iglesia, la falta de democracia en las empresas, el corporativismo y burocratismo en la Administración, la monarquía y el combate a la memoria histórica frente al culto de la transición. Elementos que no plantean sólo una cuestión de nostalgia política, sino que pretenden generar un no cuestionamiento al papel central de una burguesía franquista que de pronto se convierte en “democrática”. Mantener la continuación de aspectos del franquismo hace más fácil crear una imagen de continuismo que le da un aspecto democrático y legitimo a nuestra rancia burguesía rentista.
Por ultimo resaltar que estamos en un momento en el que el PCE como toda la izquierda se la juega, un momento en el que debemos ser capaces de analizar lo que está ocurriendo en el seno de la clase trabajadora, cómo se desarrolla la lucha de clases en este inicio del S. XXI, cómo se dan las contradicciones en el seno de la sociedad y actuar. Para ello, debemos aumentar la fuerza organizativa y militante por lo que planteamos desarrollar una campaña de afiliación que, dirigida por la Comisión Permanente federal, ponga objetivos a conseguir en esta campaña desde el aumento de la militancia a la constitución de nuevas agrupaciones, especialmente conseguir organizar al PCE en las 100 mayores empresas del Estado.
Madrid a 26 de junio de 2011
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