“Las atrocidades han tenido lugar en los meses de junio y julio. En cuatro pueblos capturados a las fuerzas lealistas de Gadafi por parte de los rebeldes en las montañas de Nafusa este último mes, los combatientes rebeldes y sus simpatizantes han saqueado bienes, han quemado habitaciones de hospital y han saqueado materiales de hospitales y pertenencias personales de pacientes, casas particulares, comercios y han golpeado violentamente a personas acusadas de ser leales a Gadafi”, indica un informe de HRW.
“Los jefes rebeldes tienen el deber de proteger a los civiles y a sus bienes, particularmente en los hospitales y de sancionar a cualquiera que incite a realizar pillajes y saqueos”, afirma la organización. Un comandante rebelde de la región, que la organización humanitaria identifica como el coronel El-Moktar Firnana ha admitido que se han producido abusos contra la población y que “determinados combatientes y simpatizantes de los rebeldes” habrían sido castigados.
Los ataques contra la población civil por parte de los rebeldes también se han producido en las ciudades de Al-Awaniya, Zawiyat al-Bagul donde domina la tribu Mesheshiya, que permanece fiel a las tropas leales a Gadafi y donde se habrían llevado a cabo enfrentamientos contra la población ordenados directamente contra los civiles como linchamientos en plena calle y ataques contra mujeres.
En Bengasi, capital rebelde y sede del denominado Consejo Nacional de Transición (CNT), los milicianos no han desmentido ni confirmado las violaciones denunciadas por la organización.
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