25 marzo 2013

José Díaz, una vida en lucha



¿Cómo es posible que una persona tan importante en su tierra y que llegó a ostentar el máximo cargo de responsabilidad dentro del Partido Comunista durante un periodo enormemente significativo del siglo pasado haya sido tan injustamente olvidado por la historiografía oficial? Esa fue la pregunta que impulsó a Alejandro Sánchez a involucrarse en un arduo trabajo de investigación que ahora ve la luz bajo el título José Díaz, una vida en lucha. 

El Teatro Duque de CCOO se quedó el jueves pequeño para albergar la presentación de este libro escrito por un joven historiador sevillano que, aun considerándose un declarado enemigo de las biografías, no ha dudado en recurrir a este género para publicar su primera obra. Y es que, en este caso, “rescatando la memoria de José Díaz, contribuíamos también a recuperar una parte necesaria y esencial de nuestra historia”.

Durante el acto, Sánchez estuvo arropado en la mesa por el secretario general de CCOO de Andalucía, Francisco Carbonero, el ex diputado de IU y escritor, Felipe Alcaraz, y la profesora titular de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, Ángeles González, quienes no ahorraron alabanzas a su trabajo. Tan es así que el propio autor reconoció sentirse abrumado, no sólo por los elogios recibidos, sino por la masiva asistencia de público, “lo que evidencia cómo José Díaz sigue siendo profeta en sus tierra”, celebró.  

Editado por Almuzara, este libro tiene la virtud de romper con maniqueísmos del pasado e ir más allá de las visiones hagiográficas o anticomunistas que tradicionalmente han imperado a la hora de analizar la figura de José Díaz. Porque “ni éste era un santo laico ni tampoco un monigote dirigido desde Moscú”.

Alejandro Sánchez ha preferido, pues, huir del culto a la personalidad, tan en boga en otros tiempos, y no dar pábulo a teorías sin fundamento surgidas al calor de la Guerra Fría, para profundizar en la vida de una persona “fascinante”, que desde muy joven “se vio atrapado por la lucha” y que, por una serie de carambolas, llegó a ser secretario general del PCE, convirtiéndose en un “líder magnífico” y alcanzando sus mayores cotas de popularidad durante la Guerra Civil, pese a encontrarse gravemente enfermo.

En palabras del veterano dirigente comunista, Felipe Alcaraz, el gran valor de esta obra radica en que, por primera vez, se aborda a José Díaz desde una perspectiva objetiva, científica y “no mítica”, sin que ello implique “equidistancia”.

Según apuntó el ex secretario del PCA, el mérito de Alejandro Sánchez estriba en haber sabido enfocar con rigor la historia de “un hombre de carne y huesos”, que hasta ahora siempre había servido “para un roto y un descosido” y empleado para una cosa y la contraria por sus seguidores y detractores; al tiempo que ha logrado también aclarar los aspectos fundamentales de su vida, incluyendo el de su muerte por suicidio. “Es una biografía necesaria que aparece en un momento necesario”, sentenció Alcaraz.

Por su parte, Ángeles González recomendó la “imprescindible” lectura de este libro, que “marca un antes y un después en nuestro conocimiento sobre José Díaz”. Y Carbonero dijo de él que hace justicia con la historia del Partido Comunista y, más concretamente, con el referido dirigente sevillano, cuyo legado reivindicó, ya que “muchas de las cosas que planteó tienen hoy, salvando el tiempo y las circunstancias, plena actualidad”.

Honradez, unidad frente a la reacción y capacidad para la organización. Esas son, a juicio del autor, las tres claves fundamentales que definen a José Díaz. Tres elementos que, según apostilló, deberían ser tomados muy en cuenta por la izquierda de nuestros días si alguna vez quiere erigirse en alternativa al sistema capitalista.

“Él no era un político profesional, sino un obrero que no se quedaba en su despacho, que salía a la calle y que dio su vida por defender unos derechos que hoy nos están arrebatando”. Por eso –enfatizó-- “su lucha ha de servirnos de ejemplo”. Una tarea que desde hoy será menos ingrata e inaccesible gracias a la obra de Alejandro Sánchez

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