Este tipo de voto se incluye en el total sobre el que se calcula la distribución de escaños y perjudica a los minoritarios
¿Favorece el voto en blanco el bipartidismo?
La respuesta es sí. Cuantos más votos en blanco resulten de las elecciones del 20-N, mayor dificultad tendrán los partidos minoritarios para acceder al Congreso. Los votos en blanco son aquellos en los que el sobre no contiene ninguna papeleta. En las elecciones al Congreso también se cuenta como voto en blanco aquel emitido hacia alguna candidatura legalmente retirada. Y en las del Senado aquellas papeletas que no lleven marcado a ningún candidato.
Los votos en blanco sirven para manifestar el rechazo a las candidaturas presentadas, pero, al computarse e incluirse en el total de votos sobre el que se calcula la distribución de escaños, elevan el listón electoral mínimo para entrar en el reparto, favoreciendo a los partidos mayoritarios.
¿Se contabilizan los votos nulos?
No. Aunque se cuentan en la mesa electoral, en términos oficiales no tienen ninguna validez y no se contabilizan. Los votos nulos son los votos mal emitidos (los que utilizan una papeleta diferente a la del modelo oficial, los que incluyen papeletas con alteración de nombres o nombres tachados, un sobre con papeletas de diferentes partidos o una papeleta sin sobre), por lo que no reflejan necesariamente el rechazo o desapego a los partidos. En el supuesto de que el sobre de votación contenga más de una papeleta de la misma candidatura, se computará como un solo voto válido.
La abstención sólo se cifra
En las pasadas elecciones municipales y autonómicas de mayo, casi doce millones de personas optaron por la abstención (El PP consiguió ocho millones de votos y el PSOE seis). Pero, aunque se realiza un recuento para cifrar las abstenciones, no se tienen en cuenta para calcular el reparto de escaños.
La barrera para los minoritarios
A cada circunscripción le corresponde elegir un número de diputados al Congreso, según el número de habitantes que tenga (a más habitantes, más diputados asignan). Para entrar en el reparto, los partidos minoritarios tienen que conseguir al menos el 3% de los votos que se emitan en esa circunscripción.
Como la distribución de los escaños no tiene en cuenta el resultado de cada partido a nivel nacional, una formación que obtenga menos votos pero más concentrados en varias circunscripciones, como ERC o PNV, podrá conseguir una mayor representación en el Congreso.
Además, el sistema D’Hondt, que se utiliza para la asignación de escaños, favorece la exclusión de los partidos minoritarios, al reforzar la presencia de las candidaturas que más votos han obtenido en cada circunscripción, en detrimento de la proporcionalidad. Existen otros sistemas electorales alternativos que favorecen un reparto más representativo. El método Sainte-Laguë y el Cociente Hare son dos de ellos.
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