12 enero 2012

Islandia demuestra que Europa se equivoca


Islandia terminó 2011 con un crecimiento económico del 2,1% y según las previsiones de la Comisión Europea triplicará la cifra media de crecimiento previsto para la UE en 2012 (1,5%).
Para 2013 se prevee que el crecimiento alcance el 2,7%, gracias fundamentalmente a la generación de empleo. Islandia es el país que nacionalizó la banca privada y metió presos a los banqueros de la crisis.
Islandia fue el único país europeo que rechazó tras referéndum ciudadano rescatar a la banca privada, dejando caer a algunos de ellos y juzgando a numerosos directores de bancos por sus delitos financieros.
Mientras, en otros países como España, el ministro de economía fue el responsable máximo de Lehman Brothers, banco que maquilló balances e infló sus resultados para seguir aparentando solvencia en los mercados gracias a la desregulación del sistema financiero, y que terminó por colapsar.
Glitnir, Landsbankinn y Kaupthing fueron bancos nacionalizados en 2008 para evitar su quiebra, quedando bajo control democrático, en lugar de recibir inyecciones incondicionales de capital público, como ocurrió en España u otros países europeos. El pasado mes de Junio, uno de ellos -Landsbankinn- anunció su intención de devolver intereses y ayudas a los hipotecados con el fin compensar a los ciudadanos por pagar su rescate.
La revuelta pacífica comenzó en 2008 sin ocupar las páginas de los principales medios europeos, quienes la mencionaban en lugares marginales al ver ese país como un peligroso ejemplo a seguir. A finales de 2008 el conjunto de las deudas bancarias de Islandia equivalía 9 veces su PIB. La moneda se desplomó y la bolsa suspendió su actividad tras un hundimiento del 76%.
El país entró en bancarrota y percibió entonces un préstamo por 2.100 millones de dólares por parte del FMI y de 2500 millones de dólares por parte de países nórdicos y Rusia. El FMI, como es habitual, exigió a cambio medidas de “ajuste”, es decir, recortes sociales que provocaron la ira de la población, la caída del gobierno, y la convocatoria de elecciones anticipadas a principios de 2009 en las que la izquierda logró mayoría absoluta, hundiéndose el conservador Partido de la Independencia, tradicionalmente la fuerza dominante en el país, hasta el 23,7% de los votos.
En 2010 el gobierno sometió a referéndum el pago de la deuda contraída por los bancos privados islandeses en quiebra con ahorradores del Reino Unido y Países Bajos, pero el 90% de los ciudadanos se negó a asumirla.
Sus ciudadanos votaron no a raíz de la quiebra del banco Icesave, y los gobiernos de estos países cubrieron los depósitos con capital público. El FMI congeló entonces el préstamo a la espera de que Islandia pagase sus deudas ilegítimas. En septiembre de 2010 el exprimer ministro Geir Haarde fue llevado a juicio por negligencia en su gestión ante la crisis. La Interpol también dicta una orden internacional de arresto contra el ex-presidente Sigurdur Einarsson. En Abril de 2011 sus ciudadanos volvieron a decir no en referéndum preguntados de nuevo sobre el pago de la deuda.
Hace unos días la Fiscalía islandesa ha acusado formalmente a dos altos cargos de la banca de haber cometido fraude mediante la concesión de préstamos no autorizados durante operaciones que llevaron a su sistema financiero al colapso en 2008: el ex consejero delegado del quebrado Glitnir, Larus Welding, y al jefe de finanzas corporativas, Gudmundur Hjaltason, quienes presuntamente abusaron de sus posiciones al prestar unos 102 millones de euros sin autorización de la entidad, sin garantías por parte de los beneficiarios y sin consultar al departamento de control de riesgos. Las agencias de calificación Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch siguen castigando hoy la deuda sin mucho éxito y aún tratan de ignorar la recuperación económica en ese país. Más, en 2008, pocos meses antes de que quebrase su banca, el país aún gozaba de triple A otorgada por estas mismas agencias.

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