02 mayo 2012

Multitudinario primero de mayo en Sevilla


Alrededor de 20.000 sevillanas y sevillanos respaldaron ayer la convocatoria de la manifestación del 1º de Mayo. El Día Internacional del Trabajo, que había sido declarado por los mismos que formularon la teoría del fin de la historia, como un día caduco y sin sentido, resucitaba ayer por las calles de miles de ciudades de todo el mundo para gritar contra el capitalismo y sus ataques a los pueblos.
En Sevilla, aún siendo día de puente tras la feria de abril, el trayecto entre la Puerta de Jerez y la Plaza Nueva se tiñó de rojo al grito unánime de la multitud obrera contra la voladura de derechos civiles, sociales y laborales que el PP está llevando a cabo sistemáticamente, en una orgía de recortes ideológicos que utilizan la excusa de la crisis para proporcionar a los poderosos grandes negocios tras vaciar el Estado. Todo ello tras haber prometido en campaña lo contrario.
Reproducimos una columna publicada en El País del pasado 27 de abril por Juan José Millás que explica “Un sindiós” que solo se puede poner en marcha mintiendo: Desde que los ministros de Rajoy, en especial Montoro y Ana Mato, decidieron explicar didácticamente los porqués de la demolición del Estado, entendemos las cosas mucho mejor. He aquí un resumen, claro como el agua, de sus argumentos: Se pone precio a la sanidad para que continúe siendo gratuita y se expulsa de ella a determinados colectivos para que siga siendo universal. Se liquidan las leyes laborales para salvaguardar los derechos de los trabajadores y se penaliza al jubilado y al enfermo para proteger a los colectivos más vulnerables. En cuanto a la educación, ponemos las tasas universitarias por las nubes para defender la igualdad de oportunidades y estimulamos su privatización para que continúe siendo pública.
No es todo, ya que al objeto de mantener el orden público amnistiamos a los delincuentes grandes, ofrecemos salidas fiscales a los defraudadores ambiciosos y metemos cuatro años en la cárcel al que rompa una farola. Todo este programa reformador de gran calado no puede ponerse en marcha sin mentir, de modo que mentimos, sí, pero al modo de los novelistas: para que la verdad resplandezca.
Dentro de esta lógica implacable, huimos de los periodistas para dar la cara y convocamos ruedas de prensa sin turno de preguntas para responder a todo. Nadie que tenga un poco de buena voluntad pondrá en duda por tanto que hemos autorizado la subida del gas y de la luz a fin de que resulten más baratos y que obedecemos sin rechistar a Merkel para no perder soberanía.
A no tardar mucho, quizá dispongamos que los aviones salgan con más retraso para que lleguen puntuales. Convencidos de que el derecho a la información es sagrado en toda democracia que se precie, vamos a tomar RTVE al asalto para mantener la pluralidad informativa. A nadie extrañe que para garantizar la libertad, tengamos que suprimir las libertades.

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