26 julio 2011

Aplaudiendo al PP con las orejas lo que le negaban a Izquierda Unida

Resulta curioso la rapidez con que los poderes económicos de la ciudad se disponen a cobrar cuanto antes los favores realizados al PP en el pasado. Un día sí y otro también asistimos a un espectáculo un tanto bochornoso, en el que no falta quién salga a la palestra preguntando al alcalde por aquello de qué hay de lo mío.

El caso más evidente es el de los grandes promotores y constructores, que no han esperado ni un mes en pedir que se modifique el PGOU para adaptarlo mucho mejor a sus intereses lucrativos y sacarle más rendimiento a sus negocios e inversiones.

Está por escribirse aún cómo el señor Zoido, que durante muchos años ha alimentado irresponsablemente estas expectativas, logrará conjugar en el futuro el cumplimiento de la legalidad urbanística con la insaciable voracidad de algunos de esos aliados que en su día le ayudaron a alcanzar la Alcaldía.

Pero que nadie se escandalice. Decir que la patronal sevillana ha jugado un importante papel político a favor del PP en Sevilla no supone a estas alturas descubrir la pólvora.

Sólo hay que comparar los parabienes que los máximos responsables de la CES o de la Cámara de Comercio dedican actualmente al nuevo alcalde con el beligerante recibimiento que le brindaron a IU en 2007. Una actitud hostil que se prolongó desde el primer día de mandato –cuando ya se opusieron públicamente a que los comunistas asumieran las riendas del Área de Socioeconomía– hasta el último.

No obstante, la patronal sevillana no es la única organización cuyos dirigentes han preferido poner sus intereses particulares por encima del interés general y el de los ciudadanos en los últimos tiempos.

¿O si no cómo se explica que determinados colectivos le hayan negado el pan y la sal al anterior gobierno local, en nombre de supuestas demandas gremiales que luego, a la primera de cambio, han abandonado sospechosamente en un cajón para bailarle el agua al ejecutivo municipal del PP?

Me mojaré más: ¿Cómo es posible que la Asociación Las Sirenas, por poner un ejemplo, se negara tan rotundamente a cualquier ampliación de los usos previstos en el Parque de Arte Sacro, cuando IU gestionaba la Delegación de Economía y Empleo, y ahora, con el PP en el gobierno, esta opción le parezca estupenda?

No se me olvida la durísima campaña que el señor Miguel Santana, presidente de esta asociación, promovió contra IU en los medios de comunicación a base de mentiras y calumnias. Nos acusó de sectarios y de querer cargarnos el polígono, al abrir la puerta a otros sectores que, según él, no tenían cabida en el proyecto original.

De nada sirvió que el anterior alcalde y el delegado de Empleo desmintieran esos infundios ni que se comprometieran por escrito a consultar y consensuar con los artesanos cada una de las peticiones de instalación que recalasen en el Ayuntamiento, como por otro lado se había venido haciendo desde el principio.

Hoy ya sabemos para quién trabajaba Santana. Basta con leer este artículo aparecido en El Correo de Andalucía. Lo que está por demostrarse es si tanta incoherencia y tanto esfuerzo por desgastar a Izquierda Unida en el pasado serán recompensados por el PP más adelante, al igual que ha hecho –por seguir con los ejemplos– con el presidente de la CAIS al situarlo en el consejo de administración de Lipasam.

Pero si elocuente resulta el caso de la directiva de Las Sirenas, más revelador es todavía el deAPROCOM. La Confederación Provincial de Comercio y Servicios que durante el anterior mandato se convirtiera en el azote de IU ha aparcado gran parte de sus reivindicaciones de antaño para mostrar al PP su talante más conciliador e indulgente.

Sus portavoces ya no protestan contra las peatonalizaciones ni contra los carriles bici. No sólo eso. También guardan un sorprendente silencio ante la llegada de una gran superficie a la ciudad que, sin duda, perjudicará a los pequeños comerciantes a los que en teoría representa. Y hasta se avienen a cerrar un acuerdo con el Ayuntamiento paracofinanciar el alumbrado navideño, de forma que las empresas y negocios que se beneficien de las luces asuman parte del coste del montaje.

Este modelo era el que yo siempre defendí y les propuse cuando ejercía como delegado de Infraestructuras para la Sostenibilidad. Sin embargo, a mí jamás me aceptaron este planteamiento, que incluso llevaron a los tribunales.

¿Qué ha cambiado entonces para que quienes mantenían una posición exageradamente obstruccionista y combativa con respecto a Izquierda Unida se vuelvan ahora tan colaboradores y sumisos con el PP?

De todos modos, si escribo esto es simplemente por un afán pedagógico; y para que se vea con claridad cómo, por mucho que a algunos se les llene la boca hablando de independencia política, al final la cabra siempre tira al monte…

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